Camas Articuladas Flex
En 2011 la pyme de Pamela Videla y Pablo Inciarte recibió el premio a la innovación tecnológica otorgado por la Municipalidad, un galardón que refleja el espíritu del que estuvo imbuido siempre la empresa que tuvo su origen en CABA pero que se desarrolló en Olavarría.
Muchas cosas y pocos años pasaron desde que Pamela y Pablo transportaban el mueble encargado en el pequeño ciclomotor Zanella hasta la planta de hoy en el sector 5 del Parque Industrial y la prevista en Los Fresnos.
No fueron pocas las dificultades a vencer, los obstáculos que se cruzaron en el camino, pero desde 2009, cuando se lanzaron a la aventura incierta del emprendimiento propio, hasta este 2021 el pequeño negocio de amoblamientos sustentado en el esfuerzo, la imaginación y los sueños del matrimonio se convirtió en una empresa cuyo mercado está en todo el país e incluso a veces fuera de las fronteras, capaz incluso de ejercer la virtud de la solidaridad donando unas cuantas camas articuladas de las que produce la firma al sistema de salud pública local en estos tiempos de pandemia.
Hoy Pamela Videla admite que para la planta de Los Fresnos están pensando en ampliar la nómina de personal, actualmente de unas diez personas. Sonríe al recordar cuando se abrazaba al mueble que llevaban en la Zanellita o cuando, con Felipe, el pequeño hijo del matrimonio que conforma con Pablo Inciarte, viajaban a Misiones en la camioneta Peugeot llevando la cama articulada que le habían comprado desde aquella provincia.
Felipe fue obligadamente "nómade desde chiquito, porque lo teníamos que llevar con nosotros cada vez que teníamos que viajar". Y durante años los viajes fueron muchos, ya que "como Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires", como recuerda Pamela sin pizca de ironía, la ya fábrica de camas articuladas debió montar en una camioneta Master una oficina ambulante: "Cargábamos una cama articulada eléctrica en la camioneta, avisábamos dónde íbamos a estar y en el estacionamiento o en una cochera montábamos todo. La gente la probaba y hacíamos ahí la venta".
La primera oficina de la firma en CABA la tuvieron en un departamento que les alquiló una clienta, que "confió en nosotros, porque todavíamos nos reuníamos las condiciones que nos exigían para alquilarnos".
Pamela y Pablo se conocieron en una firma de equipamiento médico y escolar. El era el hijo del dueño y ella entró como empleada administrativa y de comunicación.
En 2009 decidieron iniciar un emprendimiento juntos y así llegaron hasta hoy. En un momento pensaron que podían dedicarse a las camas articuladas no sólo por razones médicas sino para confort, "para alguien que quiere leer o mirar una serie más cómodo", algo alejado "de la frialdad de una cama ortopédica, de la frialdad de un hospital".
En 2011 la pyme de Pamela y Pablo recibió el premio a la innovación tecnológica otorgado por la Municipalidad, un galardón que refleja el espíritu del que estuvo imbuido siempre la empresa que en un par de años ya había agregado La Casa del Soñador, incorporando la venta de colchones y sommiers.
Y después vino la distribución de los motores alemanes para las camas DewertOkin, con lo que ya no sólo os utilizaban como insumo sino que se los distribuyen a otros fabricantes del país. Pamela admite que la pandemia generó dificultades, ya que "si por un lado hubo familias que debieron incorporar camas articuladas en los hogares debido a los problemas con las internaciones hospitalarias, por el otro comenzó el desabastecimiento de materias primas".
Y fue precisamente ese problema el que decidió a Pamela y Pablo a agregar un nuevo rubro: la fabricación de colchones. Es decir, no conseguimos esto, bueno, vamos a fabricarlo nosotros.
De todos modos, a Pamela se le nota un optimismo que, evidentemente, no es fácil de vencer. "Yo creo en la sustitución de importaciones,en el desarrollo industrial propio. Y ahora ha habido un cambio de paradigma muy fuerte. La actividad es lo que nos permite crecer como país. Yo no soy del gran mundo industrial, pero como a todos, nos ha pasado que nos encontramos remando en dulce de leche, como quien dice".
Es muy posible que a la empresa familiar se le agregue otra generación para continuarla en el tiempo, ya que "Pablo tiene dos hijos, Tomás, de 19 y Uhara, de 16. Tomás ya está trabajando en la empresa" mientras que la jovencita "estaba entusiasmada con manicuría. Veremos si inicia su emprendimiento".
A medida que pasa el tiempo,el emprendimiento que "comenzó muy de cero" se va tornando cada vez más sólido y sus responsables ya no tienen que armarle la mochilita a Felipe y cargarlo en un vehículo para llevar un pedido a un punto remoto del país. La firma tiene sus oficinas en la CABA, entre Almagro y Balvanera, y la tecnología permite el uso de las redes sociales para comunicarse con cualquier sitio del globo.
Precisamente Pamela, que espera su título de técnica en comunicación social, es una experta en esas cuestiones y seguramente ha tenido una participación importante en el desarrollo de la firma en ese sentido.
Además de su trabajo en la empresa familiar, Pamela ha desarrollado una importante actividad comunitaria como referente de Comerciantes Unidos, la organización local dedicada a defender los derechos del comercio local.
Y, previsiblemente, ha sufrido como mujer la presión de un machismo que permanece firmemente arraigado en la sociedad, y que en su caso se simbolizó en la pregunta que seguramente le formuló más de una persona cuando estaba por convertirse en madre o cuando ya lo era: "y ahora que vas a tener un nene ¿qué vas a hacer? Eso sólo me lo preguntaban a mi. A Pablo, que también iba a tener un nene, nunca le preguntaron nada".
Eso se extiende a todo, ya que "tuve que aguantar muchas cosas desde el principio. En la industria es como que se considera que las mujeres no pueden hacer nada, que los trabajos son sólo para los hombres. Y no es así".